El baile del verano
Estoy preocupadísima por Carrie, que se está desenganchando de la natur-secta para hacerse holidayfílica y desde que hay jornada continua se pasa las tardes dando botes, adiestrando el ombligo en la rotación y traslación, y haciendo kilómetros en bici que no la mueven del sitio. Más preocupada estoy por el plan de negocio que se esconderá detrás de tanto esfuerzo...
Carrie tiene un talento emprendedor que convierte cualquier afición en una fuente de ingresos. Le asoma a los ojos formando el símbolo del euro en medio de una reunión tuppersex, cuando pasa de consultar las cualidades de Paul a preguntar a la Eva de turno los ingresos que le reporta su labor ambulante o cuando encuentra al fondo de un cajón cuatro cuentas de bisutería y el cierre de un collar y se pone hacer números para ver si podrá reventarle a Rigel el precio de mercado de sus baratijas. Así fue como se hizo paleontóloga de vivos.
Buscando, buscando, creo que he dado con su próximo pelotazo. Espero que no necesite más cómplices que éstos para lanzar el baile del verano.