Habemus sofá
- Mamá, ¿puedes ir a casa el lunes por la tarde, para abrir a los que llevan el sofá?- Tendrás que dejarme las llaves
- Están en casa de Lachusa. Cógelas de allí.
- ¿Y si se pone de parto?
-......
Esta pregunta sólo la puede dejar así en el aire una madre. Viene con el cargo. Es nombrarte la naturaleza madre y comenzar a inflar interrogantes y lanzarlas al aire como globos, o como burbujas... que atraviesas luego toda tu vida de hija sobrevolada por decenas de globos, o de burbujas, o lo que a tu madre le dé por inflar, con algunas de las claves para el éxito de tu vida como adulta:
- ¿Has dejado la cama hecha por si roban, o hay un escape de agua, o un incendio y tiene que entrar alguien de improviso?
- ¿Llevas las bragas limpias por si te pasa algo y tienes que ir al médico?
Estos dos clásicos demuestran que no hay excusa que valga para la limpieza y el orden. Aún en las situaciones más desesperadas, puedes hacerte la Rainman ante las catástrofes y seguir ahí, doblando tu ropa mientras comienzas a chamuscarte o entrando a un H&M a comprarte unas bragas con medio apéndice fuera.
Pero... ¿por qué en estas situaciones que te ponen en el brete de reaccionar ante la hecatombe mayúscula o ante tu pequeña miseria siempre hay un uniforme implicado? Policías, bomberos y médicos, preferentemente. Porque al final éstas son de las contadas ocasiones en las que vas a ir a parar sin esperarlo frente a un hombre con uniforme. Y como alguien capaz de verse todas las series americanas de profesiones que salen en la tele, doy fe de que las expectativas son muy altas.
Claro, con este razonamiento ya no parece tan inverosímil que ante las primeras contracciones del parto, el primer impulso sea ir a depilarse (lo que se explica menos es comerse, además, un bocadillo de mortadela, pero hay personas y personas). Documentado, 3 de cada 4 mujeres conocen a alguien que lo ha hecho.
Pero recordemos que la duda de mi madre era:
- Cuando tu sobrina se pone de parto, ¿hay que ir al hospital o quedarse a esperar un sofá?
Parece ser que lo segundo. Desde luego, fue lo que ella hizo, como cabía esperar.
P.S.1: No, sólo me han servido el sofá, no al que me lo vendió.
P.S.2: Acaba de salir el anuncio de los Chiquiprecios y es verdad que asusta; lo dobla esa niña llena de mocos que sale en Buenafuente.
posted by ariuca @ 1:03 p. m.
4 Comments:
¡Menudo sofá de Cuentame que te has comprado! Bueno esperaré a verlo en vivo y en directo para emitir un juicio definitivo, pero ahora entiendo mejor que nunca lo de mira que hermanar a Alejandro con mi sofá ...pobre criatura!!! Lo de las bragas y los uniformes se rige por la ley de Murphi, que se lo digan a Fienna que para una vez que se pone bragas rojas en Nochevieja nos toca ir a pasarlas a la Paz.
¿Que si me gusta el sofa? Después de la primera siesta hablamos...
Muy bonito el sofá....ochentero como la música que linkas, jeje.Tendría que echarme una siestecita como ladycaña para darle la nota definitiva. Ves como los chiquiprecios dan miedo??Lo de las madres ya sabes que tengo muchas teorías también sobre el cargo de ser madre, entre ellas la de saber quién te llama o te envía mensajes al móvil.Besos
que se me olvidaba decirte que cuando quieras vamos a ver la del laberinto..yo también quiero verla.Besos
Jeje..Los chiquiprecios son como los payasos, se supone que deben hacer gracia, pero al menos a mi me provocan otras sensaciones menos agradables. A un chiquiprecio (o al payaso de mcdonals) te lo encuntras en un callejón oscuro y le das la carter a rápidamente rogando que te deje vivir.
En cuanto a las madres, hay frases que las deben aprender en la escuela CCC de madres: "no te tragues el chicle que se te pega en el estómago y te mueres", es uno de los ejemplos más tenebrosos de frases de madre.
Por cierto, la peli del laberinto del fauno, muy buena. Id a verla antes de que la quiten.
Saludos!
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